Los ácidos grasos volátiles (AGVs) son unos compuestos orgánicos con seis o menos carbonos en su estructura. Aunque estos términos son extraños para el gran público, lo cierto es que podemos encontrar dichos ácidos en la naturaleza, resultantes normalmente de procesos bacterianos, como la digestión anaeróbica. Dado su alto valor energético, los AGV son parte habitual del metabolismo animal, y es tal su versatilidad que es posible encontrarlos en la producción del vinagre (acético), en los aromatizantes alimentarios (butírico) o conservantes (propiónico). En la actualidad, los ácidos grasos volátiles se obtienen prácticamente en su totalidad a partir de recursos fósiles, lo que implica un muy elevado impacto ambiental.
No obstante, estos AGV pueden producirse a través de procesos biológicos desarrollados en las últimas décadas y sobre los que se siguen encontrando nuevas vías más eficientes y precisas. Además, pertenecen a la categoría de productos intermedios, esto es, pueden ser convertidos en una gran variedad de productos finales (plásticos, pinturas, lubricantes, cosméticos, etc.) en función de los procesos seleccionados. Esta flexibilidad para la obtención y la conversión es una de las razones que hacen que la demanda de AGV en el sector químico no deje de crecer.
En el marco del proyecto ECOVAL SUDOE se desarrollan tecnologías para la producción de estos ácidos a partir de los lodos de depuradora y biorresiduos generados en el entorno urbano. El proyecto impulsa así el modelo de biorrefinería o biofactoría, instalaciones de nueva concepción que generan subproductos de alto valor añadido a partir de -los mal llamados- residuos. Partiendo de estos sustratos se logran cadenas cortas de carbono, ácidos grasos volátiles, que en el caso de ECOVAL son preferentemente el acético, el butírico y el propiónico.
El origen renovable en la producción de AGV representa todavía una fracción mínima, por lo que es fundamental que el desarrollo de soluciones basadas en la economía circular como la que propone ECOVAL, totalmente alineada con los objetivos de la Unión Europea de ser el primer continente climáticamente neutro en 2050.
Interesante, ¿verdad? Pues aquí puedes leer cómo se ha empezado a trabajar en la planta piloto del proyecto.