Cada 11 de febrero, desde 2016, se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia,. Para conmemorarlo, las Naciones Unidas organizan su séptima asamblea con el objetivo de potenciar el papel de la mujer como agente activa, y no solo como beneficiaria, en los avances científicos y tecnológicos que nos encaminan a un futuro más sostenible e igualitario.

Aunque en los últimos años se han producido avances, la mujer sigue estando infrarrepresentada en las STEM. Suponen el 33,3% de los investigadores, ocupan menos de la cuarta parte de los puestos de decisión en las instituciones educativas, representan solo el 28% de los licenciados en ingeniería y suelen tener carreras más cortas y peor pagadas que sus colegas masculinos, según datos de la ONU. La igualdad de género, además de ser un derecho humano fundamental, es imprescindible para enfrentar los complicados desafíos científicos, ecológicos y tecnológicos del mañana con pleno potencial humano y desarrollo sostenible.

 

El agua es la clave de la vida

El tema en el que se centra este año el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es “Equidad, Diversidad e Inclusión: El agua nos une”. Pretende poner el foco en los millones de personas que, según informes de la ONU, se quedarán sin acceso a servicios de agua potable, saneamiento e higiene antes de 2030. Las causas serán el aumento de la demanda y la mala gestión de los recursos hídricos, agravadas por el cambio climático.

La Asamblea reunirá en la sede de las Naciones Unidas a científicas y expertos de todo el mundo para debatir el nexo del agua en la consecución de los tres pilares del desarrollo sostenible: la prosperidad económica, la justicia social y la integridad medioambiental. Pretende acelerar de este modo la consecución del sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) que persigue garantizar la disponibilidad de agua, el saneamiento y su gestión sostenible para todos.

ECOVAL también trabaja en estas direcciones con el reaprovechamiento de los lodos de depuradoras para la creación de bio-productos de alto valor añadido como los ácidos grasos volátiles. Se calcula que cada año las depuradoras de la región Sudoe generan alrededor de 1 millón 300 mil toneladas de residuos hídricos que podrían tener una segunda vida gracias a ECOVAL.

Nos lo cuenta Vanesa Paramá, bióloga investigadora en la planta piloto de Cetaqua, que trabaja para darle esa segunda vida a los lodos alineada con la economía circular en el sector del agua. Gracias a ella y a otras investigadoras el proyecto ECOVAL es una realidad sólida.

En España, la Iniciativa 11F emprendió una campaña para dar voz y difusión a las historias de distintas científicas que sirvan de inspiración. La campaña se llamó #Cuéntame11F y Vanesa participó en ella. Puedes ver aquí su video.

Quien quiera seguir la conversación online puede usar las etiquetas #MujeresEnCiencia y #February11. Para más información se puede visitar el siguiente sitio web o el programa del evento.