Las industrias son cada vez más conscientes de la importancia de implementar políticas que respondan al contexto de crisis medioambiental al que nos enfrentamos, siendo “reducir, reutilizar y reciclar” las nuevas pautas a establecer en sus formas de operar. Muchas deciden implicarse y colaborar en proyectos de investigación capaces de desarrollar tecnologías innovadoras destinadas a aprovechar aquellos residuos, o recursos ya utilizados, para generar nuevos bienes, procurando alternativas más amigables para el planeta.
La urgencia por aplicar alternativas circulares en los procesos de producción para minimizar los perjuicios que estos puedan generar es una de las razones por las que empresas como Repsol, Fertiberia o Grupo Valora se han sumado a apoyar proyectos de I+D+i como los actualmente desarrollados en la biofactoría de Ourense, gestionada por Viaqua, con el fin de construir un futuro donde los combustibles fósiles dejen de ser imprescindibles.
ECOVAL Sudoe, liderado por Cetaqua, el Centro Tecnológico del Agua, y cofinanciado por el Programa Interreg Sudoe a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), es un proyecto que pretende ofrecer soluciones de real aplicación para las industrias químicas, petroquímicas y de fertilizantes. “Los procesos de depuración de aguas residuales generan grandes cantidades de fangos. Estos se han visto tradicionalmente como un residuo a eliminar, sin embargo, en el proyecto ECOVAL demostramos que pueden ser un producto a partir del cual se generan materias primas de alto valor añadido que tienen potencial de aplicación en la industria química y petroquímica para producir compuestos como lubricantes, bioplásticos, pinturas o adhesivos.”, explica Antón Taboada, Project Manager del proyecto en Cetaqua Galicia.
“Cetaqua está desarrollando un magnífico trabajo en la optimización del ciclo integral del agua y en la conversión de las depuradoras en biofactorías”, indica Enrique Espí, científico investigador senior del Centro de Tecnología de Repsol, socio del proyecto europeo.
Desde Repsol, entidad asociada al proyecto, afirman estar “especialmente interesados” en la utilización de los fangos de depuradora como “materia prima alternativa y renovable” para poder aplicar en la fabricación de sus materiales plásticos, apunta Espí, quien considera especialmente destacable la tarea de transformación de los lodos que se consideraban un “residuo a eliminar» en un “nuevo recurso”, acción alineada con uno de sus grandes retos: «obtener cero emisiones netas en el año 2050”, añade.
Los sectores especializados en la producción de fertilizantes son también uno de los potenciales destinatarios de los subproductos generados en ECOVAL. Es el caso de Fertiberia que tiene por objetivo desarrollar nuevos productos que integren nutrientes recuperados a partir de bio-residuos. De este modo, la jefa de proyectos de I+D+i de Fertiberia, María Cinta Cazador, concibe el proyecto ECOVAL como una posibilidad de “avanzar en este camino”, constituyendo un ejemplo donde “la viabilidad y comercialización de las soluciones propuestas han tenido en cuenta la participación de esta parte final de la cadena de valor” y donde “todas las partes se retroalimentan y benefician”, señala.
Por otro lado, Valentín Jiménez, Consejero y Director Gerente del grupo de Grupo Valora, empresa especializada en servicios y productos del sector agropecuario y otra de las interesadas en el aprovechamiento de estos biorresiduos para aplicar a su modelo de negocio, explica que apostar por “proyectos que hagan de esto una realidad tangible, constituye una de las formas más eficaces para luchar activamente por la conservación de nuestro entorno, no solo a nivel ambiental, sino también social y económico”.
“Siempre hemos entendido un lodo de EDAR como un recurso que, bajo un control exhaustivo y una transformación necesaria, puede convertirse en productos de alto valor añadido con un enorme mercado potencial; más si cabe en nuestro país, cada vez más afectado por la pérdida de materia orgánica de nuestros suelos.” Explica Valentín Jiménez.
Sobre el camino que se está trazando actualmente para establecer modelos más circulares, Enrique Espí, de Repsol, hace referencia a un contexto actual en el que el sector energético se enfrenta a “nuevos desafíos, pero también a nuevas oportunidades donde la colaboración público-privada va a ser fundamental”.
De la misma forma, María Cinta Cazador, de Fertiberia, destaca la importancia de forjar alianzas que permitan avanzar considerando que “hay grandes dificultades técnicas para alcanzar un modelo de gestión que alcance el óptimo medioambiental y sea económicamente viable”. Por ello, explica, “es fundamental la colaboración entre las mismas, los organismos de investigación y los usuarios finales, en este caso, la industria de los fertilizantes”, concluye.